jueves, 15 de agosto de 2013

PAN & REGALIZ

PAN & REGALIZ (1971)

Allá por el año noventa y seis, cuando aún malgastaba mi minúsculo cerebro en una escuela de arte haciendo ver que estudiaba y aprendía algo cuando en realidad a lo que iba era a hacer novillos para jugar al fútbol en un campo anexo al instituto que pertenecía a las categorías inferiores de C.E.L'Hospitalet, conocí a algunos de mis mejores amigos de siempre, entre ellos el impagable Luther Tremendo Folks, más conocido por estas lides como The Quiet Man, y en una de esas vueltas al hogar tempranas tras haber destrozado las zapatillas de calle chutando el balón, hice un parón en el camino para subir a su casa con la idea de comprobar el nivel de la admirable colección de vinilos de su padre, de la cual me había hablado con anterioridad. Avergonzado por el olor a tigre de bengala que dejé en ese cuarto al entrar, recuperé mi habitual descaro para soltar una serie de blasfemias y exclamaciones con cada uno de los discos que vi en aquel momento, e inmediatamente rogué a mi colega que, ante la carencia de un tocadiscos en mi humilde morada, la suerte de que tuviera él un aparato con el que pudiera grabar aquel material en cassette, y por supuesto, la prudencia de no querer apenas tocar esas reliquias por temor a dejar marca de suciedad o gotas de sudor en ellas, me hiciera el favor de dejarme disfrutar de tales caramelos sonoros en unas cintas vírgenes que no tardé en bajar a comprar al volver a mis aposentos.

'Eve' de The Alan Parsons Project, 'Crises' de Mike Oldfield, 'In rock' de Deep Purple, '90125' de Yes, 'Breathless' de Camel, el debut homónimo en solitario de David Gilmour...no quise abusar ese primer día y solo elegí cinco de ellos, pero como buen brasas, los días venideros fui aprovechándome de la confianza y arramplé con casi todo, incluso me dejé guiar por las portadas de los artistas desconocidos para ir completando la psicosis que cogí con aquel tesoro sonoro, y en medio de todo estaba esta joya que para mi era un autentico caramelo de la intriga. No sabía absolutamente nada de este grupo, salvo que era producto nacional y me llamó mucho la atención que ante tanta cantidad de música, tan solo había hallado este 'Pan y regaliz' como tal. Todo lo demás era de bandas extranjeras, con lo que rápido pensé, que si un tipo con refinado gusto como el padre de mi amigo solo tenía un vinilo hecho en nuestro país, tenía que esconder algo suculento dentro de aquella portada tan hippie y entrañable. Efectivamente, era un notable trabajo, a pesar de que con el tiempo descubrí que nunca fue muy valorado.

Este cuarteto de Barcelona (Cataluña), fue uno de los exponentes que desde la discreción abrieron un camino musical en plena decadencia del franquismo, en esos años en los que el régimen empezaba a tambalearse a causa de los problemas de salud del dictador, pero continuaba censurando sin ton ni son. Antes, en los sesenta, hubo grupos como Los Bravos, que lograron éxito fuera cantando en inglés, pero era un oasis dentro de un desierto de aburrimiento. Llegaron los setenta y empezaron a emerger bandas de rock psicodélico y progresivo que se expresaban en inglés, como los barceloneses Maquina! y los sevillanos Smash, a los que siguió la invasión del jazz-rock y el rock sinfónico con raíces, sobre todo en Cataluña y Andalucía. Un espejismo más del que quedan nombres inclasificables como Sisa, Pau Riba, Cerebrum o Veneno y el culto de Triana y las hordas que le siguen. Pan & Regaliz eran parte de aquello y aunque fuera desde un segundo plano su historia es digna de mención y recuerdo. Hicieron sus primeros pinitos bajo el nombre de Els Mussols, siendo abanderados de un fuerte movimiento cultural que nació como oposición al castellanismo impuesto desde el aparato estatal. La mayoría de sus afiliados estaban especializados en el folclore de su tierra expresándose como no podía ser de otro modo, en su lengua materna. Pero un par de años después de su fundación, cambiaron de rumbo electrificando su discurso y acogiendo las enseñanzas de Jethro Tull, The Soft Machine, Traffic y Pink Floyd, que justo en esos años partían la pana habiendo entrado sus obras como un ciclón entre la masa inquieta de por aquí, cambiando su denominación a Agua De Regaliz.

Ya con una ligera fama a raíz de su participación en el festival de música progresiva de Granollers, firmaron con un sello grande especializado en el género y tras solucionar unos pocos problemas judiciales con su anterior discográfica en busca de una conciliación que favoreciera a todos, se rebautizaron definitivamente y por fin dieron forma a su primer, y a la postre único, álbum de título homónimo. Poco duró su carrera, pero para los siglos de los siglos queda esta colección de ocho canciones que suenan igual de frescas que en el momento de su lanzamiento y tan estimulantes para un servidor como aquel día en el que llegué a casa con la tdk de sesenta minutos grabada por los dos lados, di al play y escuché ese inicio rompedor de su apertura "Dead of love", que me hizo exclamar un 'olé' o un 'toma ya' (no recuerdo bien) de alegría al percibir que lo que iba a oír tenía mucho que ver con la que por entonces era una de mis bandas predilectas, Jethro Tull, y es que ese corte de inicio, al igual que los tres siguientes que conformaban el lado A estaba bien diferenciado estilísticamente del otro. Por una parte las primeras pistas, destinadas a ser editadas en single nos mostraban un grupo típico de música progresiva apoyado en una voz velada y ligeramente bluesera en alternancia con solos de flauta y guitarra, y en la otra, daban rienda suelta a sus afanes experimentales en onda Pink Floyd. La prueba en ese tema y en el resto, empezando por "Thinking in Mary", protagonizada por una versátil flauta que no se hace pesada en ningún momento, acompañada suavemente por una guitarra acústica y un ritmo comedido, "Magic colours", quizá la más accesible del álbum, si tal concepto cabe en un ideario de semejante calibre underground, una pieza que se desarrollaba de forma previsible con una voz muy trabajada en estudio en la introducción y cantando muy bien después las estrofas con el apoyo de unos coros cargados de efectos, "Song for the friends", un guiño gamberro, magníficamente secundado por un pianista de cabaret, una especie de histriónico fox-trot a usanza del music hall, "One more day", un rock clásico de alma rythmn 'n' blues muy en la línea de las composiciones de Ian Anderson, y "Today it's raining", donde exploran un mundo de sonidos raros, producidos en buena medida por el virtuosismo instrumental del grupo, pero también por los escasos trucos que un modesto estudio podía lograr en esa época, usando a su antojo grabaciones a velocidades reducidas o aceleradas, ecos, distorsiones y filtros de voz que la convertían en pura guturalidad. En resumen, un trabajo a tener en cuenta sin importar lo alejado que queda en la memoria colectiva y que sorprende por su calidad.

Guillem París, Pedro Van Eeckout (que al dejar la banda se enrolaron en el grupo alemán Evolution y en los locales Jarka, respectivamente), Artur Domingo y Alfons Bou, formaban este proyecto.

2 comentarios:

  1. ohhh! Cielo, me acuerdo cuando me mostraste una canción de ellos! y me interesó mucho conocer su música y me encanta hacerlo un poco más a fondo y eso es gracias a tí!

    Para mi esta serie de entradas me emocionan y tienen un gran valor y sin duda, me alegra disfrutar de su personalidad, de su historia, de su ritmo hipnótico que seduce a mis oídos.

    En verdad, es una gran experiencia escuchar esta joya de disco y de igual manera como las anteriores bandas me llega la tristeza por que esto acabara.

    Ah! y déjame decirte que... tu olor a tigre de bengala! lo haré permanecer como el de la película "El perfume", y que provocará a todo mundo que lo huela esa pasión desenfrenada... jaja pero tendré que cuidar esa botellita donde habitará esa esencia, porque si la huelen otras personas... tendré que cargarmelas ohhh hahahaha :D mua!

    ResponderEliminar
  2. Hace bastante ya, verdad? recuerdo que te la pasé a raíz de que me diste a conocer a The Spiders, de los que si puedo haré entrada hoy, y esto me lleva a cuestionarme porque no dediqué antes tiempo a publicar discos de este estilo...ya hacía falta una serie, no? que bien que te esté gustando, aún me quedan unos cuantos por poner, igual la alargo más de lo previsto en vistas de que las estás disfrutando :)

    Es una pena que fueran formaciones efímeras o mejor dicho, que aquel movimiento no evolucionara más allá de aquella década, pero al menos quedan su legado y sus discos para rememorar parte de esa esencia.

    Respecto a tu último párrafo, ya sabes que me reí mucho al leerlo, jajaja. No has de sacar el Winchester ni la parabellum, ni mucho menos el Colt 45, aquello fue hace mucho, desde que te conocí huelo a culo de bebé recién limpiado...ni que sea por la cantidad de veces que me tuve que duchar ante la presión que ejercías :D
    Ñam!

    ResponderEliminar